Englobar, enmudecer, llorar, Morder, Sufrir...
Coger de vez en cuando un globo para dejarlo ir en el aire, subir el peldaño del dolor para amanecer cualquier día encamada, sudando gota a gota, algún retazo del melancólico sopor de anoche, entonces todo era para mi un orgasmo del absurdo. Buscaba refugio entre mis sábanas, debajo de mis bragas, de mis sueños rotos, en los rostros de desconocidos, entre mis senos, en la música suicida, pero no lo hallaba; no había un refugio seguro para los sentimientos, ni en mi propia cabeza, no cabían existencias tan puras y contraídas como el dolor, el amor, el odio, simplemente no se podían encadenar. Los vigilaba de vez en cuando para que no huyan, Las alegrías eran relojes y el tiempo la atadura en la que yo inocentemente creía y su liberación sería mi vida si me atreviera a dejarla fluir y como para maniobrar lo que quería trataba de fingir porque no podía succionar ni morder ni tragar y pasar momentos, no podía como todos los niños dejar ir mi globo al cielo, al cielo azul, allá donde no se que le espera.
