miércoles, 29 de septiembre de 2010


Quiero escribir un cuento en las líneas de tus manos
esta noche, solo esta noche, porque está perfecta
los astros rien,  la luna matiza
todos los días que uno juega a ser cuchillo
las melodías danzan, las bestias duermen
voy rápido y quiero un poco de vida
regálame, dejame leerte, cubre mi sed
Irradia y cala fuerte. La tinta no quiere verme morir


lunes, 27 de septiembre de 2010




Soy más veloz y ligera por las noches

Cuando no duermo, construyo



martes, 14 de septiembre de 2010

Ventanas y pasos mentales



La catarsis matiza desordenadamente los pocos retazos de conciencia que me quedan, perdóname si no logro perdonarme, la confianza y la empatía las aborte hace tiempo en unos de mis viajes por colectivo mientras dibujaba con mi dedo imágenes en la ventana, imágenes sin sentido, ni voz.

Es fácil, es fácil caer y quedarte ciego, jugar a caminar sin ojos y adivinar colores fosforescentes por las calles, penetrar fuertemente dentro de ti todas esas noches, tardes y días que perecieron en un “mañana” o en un “ayer” sin correa ni dueño. Escuchar los pasos lejanos irse con el mundo cuando tengo una explosión y no he amarrado bien mis pasadores. Y bueno es fácil lo admito irse a divagar en algún caosmos donde no se si tu existencia llegue a ser un resplandor de gloria o un desastre en mi vida y difícil escribir esta tarde, cuando uno se encuentra nadando dentro de charcos sin mojarse. Resbalar suavecito a las mariposas muertas en la caja roja, que late y late con fuerza, para que no vuelvan a revivir y aunque sé que no puedo ver, quiero sentir al mundo. Abriré la ventana del proximo colectivo al que suba y me propondré a robar un poco de vida.

martes, 7 de septiembre de 2010

Vuelo.. fin del libro...

El refugio se ha llenado de la lluvia matutina, el único lugar seguro está lleno de orines de las personas que alguna vez se quedaron por aquí, las golondrinas no han vuelto a cantar, no escucho tus reproches ni tus caprichos, no hay nada más, ya no hay más, pero es lógico que los niños como tu jueguen a eso, ser terroristas y guerrilleros, quieren robarle el corazón a una muchacha con coronas de cigarrillos, pintar murales de colores ya extintos y convertirse en un romántico de los que bautizan a los árboles con nombres diferentes, que recogen versos en vez que frutos, ¡romperlo todo hijo de puta! ¡Romperlo todo! Romper también las madrugadas y los timbres, las líneas en la vereda, las pupilas perdidas bajo la luz amarilla de los focos en los postes y es justo en este momento cuando puedo sentir el frio despacito, la ausencia, puedo olerlo con mis dedos hasta combinarlo con la ira, pero ya no quiero ansiarte demasiado, no quiero porque las cicatrices de guerra se convierten en heridas, esas cicatrices que quedan cuando uno va en busca de su patria, del ansiado hogar donde tu podías ver a los niños en la plaza, a la viejita de la esquina vender tamales, el color sepia de las calles, los matices rojizos, esa patria que quedo perdida en alguna novela que seguramente alguien como tu escribía y se siente como si te robaran todo, algo así se siente, pero aun queda el sabor de lo que habías tenido ¿y mi patria? Seguramente también se ha ido contigo. No sé cuánto tiempo más he de esperar eso, esa magia, esa luz que no vi en mucho tiempo. Seguramente será hasta comenzar una nueva novela… pero….




La gente de novelas, se quedan en el papel. Y contigo no funcionan las sagas.