jueves, 24 de junio de 2010

Resurreccion!

ALGUIEN A QUIEN LE GUSTE LLORAR, ALGUIEN A QUIEN LE GUSTE SENTIR DOLOR DE VEZ EN CUANDO, AGUJAS EN EL CORAZÓN, ENTRE LOS DEDOS O INCARSE LOS PÁRPADOS.


ESO QUIERO.

Que me vomite de vez en cuando, que me acose, que me toque furiosamente todo, que navegue en mi río purulento.

Pero ya he dibujado demasiado su rostro, tantos borrones han arruinado de alguna manera el papel, han desgastado toda belleza y pureza quedaba dentro de sí y ya no ha vuelto a ser el mismo, la imagen está completamente distorsionada y no es, ni será, eso que creía querer, ese que me haría sentir ósculos y lágrimas, vivir en un castillo o volar en aviones de papel.

Me sentía inválida, mutilada como todas las noches, estúpidamente jodida, fantasmas y más fantasmas volverían por mí cuando me haya pasado de licor, me cogerán fuertemente de brazos, me estrujaran hasta asfixiarme y ahorcarme con un buen apretón, lento, brusco, furioso.

Son aquellos fantasmas del pasado, proxenetas de poder, dueños de alegrías y desamores que te comen de a pocos, así pasa cuando noches como hoy te das cuenta que lo que estas escribiendo con tanta furia no son más que arrojos de pelos y polvo, que son ni no son más que eso, porque todo se ha acabado, por más que en instantes, segundos querías volver a sentir… para no morir, para no suicidarte diariamente, eso era, estaba muerta, sin sensaciones, sin estúpidos dolores y se que prefiero el mayor sufrimiento junto con el veneno sensorial más letal a no sentir nada, la nada me asusta, la nada me mata… y resucitar de todo eso, siempre es difícil, estoy harta de volver al útero y nacer… juro que la próxima sino puedo aprender a estar sola, no resucito en el intento.

lunes, 21 de junio de 2010

Bottles


Textos aniquilados, fusilados y cohibidos. Trataba de buscarte de una u otra manera y por mayor que sea mi estúpido y acuoso intento no podía, aun cuando más te necesitaba y cuando mis revoluciones estaban tan cansadas, mis patéticas revoluciones terminaban siendo “nada”, aniquiladas como mis textos atrapados en el tiempo y sostenidas en el libido del placer recordando cuando aun tú estabas, jugando con lo que quedaba de mi cuerpo, noche tras noche.

Los pájaros grises habían entornado vuelo, ambiguo y medroso en mí, tu verbo, tu cuerpo, tu ser aun permanecía como fuerte mordida en mi cuello. En los hielos derretidos sobre el whisky nocturno, Sofía recordaba, Sofía sola, recordaba pasar sus dedos sobre los míos, dibujando mis ojos, cerrándome los párpados para no ver el vacío; perseguía mis revoluciones de alguna manera para no sentirme aniquilada, como los viejos textos, como las viejas huellas, como el viejo zapato, como un viejo último suspiro por ella, por la ultima botella.

Te había querido tanto Sofía, te había amado, te lo juro, aunque se acabe la última gota, de mi última botella.