Así me pasaba fluyendo nada coherentemente mis pensamientos, tontos y carcomidos en un libro, en el cual me encontraba como en un pasaje trastocado y entreabierto, pero nada de todo esto tenía un mínimo sentido.
Es duro no querer
Es duro morderse la piel hasta sangrar
Y vuele a ser duro…
Como caerte contra el piso
Hasta romperte la boca
Y la sangre corre
Junto con todo el sabor amargo
del último beso
Perderme entre líneas no era la solución a un problema existencialista, de esos que todos pasamos, esos momentos en los cuales uno prefiere tirarse un tiro en la boca antes de seguir pasando la misma saliva, pero vamos, todos tocamos esos ríos de vez en cuando, aunque se conviertan en mares y luego en maremotos, asfixiándote hasta gritar furiosamente de desesperación. Escribir para mí era un desgaste de furia, era mi manera de mutilarme este bicho que me tiene jodida, porque últimamente me había pasado que sentía para conmover mi alma por instantes y luego como en un juego todo desaparece de pronto saliendo el “game over” y se tiene que volver a empezar.
Buenos tiempos para un cambio… Buenos tiempos para dejar el veneno en paz decía the smiths, solemos conducir nuestra mente tan despacio que no nos percatamos que ya estamos en reversa, nadie te dice que vas a chocar contra un muro muy pronto, ni siquiera te preguntan a dónde vas, ni cuál es tu verdadero hogar, a nadie suele importarle de verdad quien eres, por eso jugamos a ser todo y nada a la vez… buenos tiempos para un cambio… para volver a jugar.
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